Fuentes de energía
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El mundo necesitará mucha más energía para alimentar los hogares y el transporte de una población cada vez más numerosa y con un nivel de vida más alto. Pero para contrarrestar el cambio climático, la energía debe proceder cada vez más de fuentes bajas en carbono. Nuestros conocimientos, tecnología e innovaciones contribuyen a suministrar más energía limpia.
Las vidas y los medios de subsistencia, las economías y las comunidades dependen de una energía cómoda, fiable y asequible para prosperar y crecer. La gente nunca ha estado tan conectada. Cada vez somos más los que disfrutamos de mejores oportunidades, mejor salud y un nivel de vida más alto.
La mayor parte de la energía que utilizamos hoy en día procede del petróleo y del carbón, y cada vez más del gas natural. Estos hidrocarburos alimentan, calientan y enfrían hogares y lugares de trabajo, y alimentan los sistemas de transporte que nos llevan al trabajo o a la escuela, o nos llevan a un destino de vacaciones. Permiten a las industrias mantener nuestras vidas y proporcionan los ingredientes químicos para fabricar la mayoría de los productos que compramos, como el dispositivo que está utilizando para leer esta página.
Se calcula que en 2050 el número de habitantes del planeta ascenderá a 9.000 millones, es decir, casi 2.000 millones más que en la actualidad. Muchos habitantes de las economías emergentes pasarán a formar parte de la clase media mundial. Comprarán frigoríficos, ordenadores y otros electrodomésticos que consumen energía. Y muchos comprarán coches, duplicando con creces el número de los que circulan por las carreteras.
Nuevas fuentes de energía renovables
Como probablemente ya sabrá, los combustibles fósiles convencionales -carbón, petróleo y gas natural- de los que hemos dependido para alimentar nuestras sociedades desde la Revolución Industrial plantean una serie de enormes problemas.
En primer lugar, se están agotando: Algunos analistas creen que ya hemos alcanzado el pico del petróleo y que la producción mundial disminuirá más o menos de aquí en adelante. Y aunque hay bastante más carbón y gas natural, siguen siendo recursos extremadamente finitos, y los expertos ya pueden prever el “pico” del carbón y el gas también. En segundo lugar, la quema de combustibles fósiles emite tanto partículas contaminantes como gases de efecto invernadero. La primera estrangula las ciudades de todo el mundo con su smog, y la segunda contribuye a la crisis climática: estos subproductos de los combustibles fósiles, que atrapan el calor, son los que más contribuyen al calentamiento global.
Así pues, la carrera por sustituirlos por una fuente de energía del futuro está en marcha. Está claro que no son los combustibles fósiles. Pero, por desgracia, es poco probable que surja una única fuente de energía que sustituya definitivamente a los hidrocarburos. No hay “energía libre”, ni bala mágica.
¿Qué es la energía alternativa?
Por todos es sabido que quemar combustibles fósiles para obtener energía es sucio y perjudicial para el medio ambiente. Los avances tecnológicos en el sector energético intentarán dejar este planteamiento en el pasado.
En la actualidad, la quema de combustibles fósiles tiene lugar en un pequeño número de centrales a gran escala. En la actualidad funcionan con una eficiencia de alrededor del 50% y desperdician una cantidad significativa de calor. Las plantas energéticas del futuro serán de menor escala y mucho más comunes.
Una ventaja importante de la producción local de energía es la reducción de los residuos. El calor sobrante de los productores locales se transmitirá a los hogares y empresas cercanos. Al adoptar un enfoque local, también es probable que veamos una reducción de los residuos, ya que la energía tiene menos distancia que recorrer.
El Internet de los objetos es una industria tecnológica emergente que ya está recibiendo una gran cantidad de prensa y atención. Este tipo de tecnología está empezando a utilizarse para ofrecer un enfoque más ecológico del uso de la energía.
El “Internet de la energía” utilizará sistemas digitales conectados para controlar cómo usamos y almacenamos la energía. Los electrodomésticos modernos se están diseñando con un nivel de interconectividad. Esto significa que podemos programar cada aparato para que consuma o no energía cuando queramos.
Energías alternativas
El panorama energético mundial está cambiando, y rápido. Pero la rapidez y el alcance del cambio siguen siendo objeto de debate. Las respuestas a estas preguntas críticas se traducen en cientos de miles de millones de dólares en decisiones de inversión, programas de planificación urbana y costes medioambientales. Más allá de los beneficios, están en juego millones de medios de vida.
La institución de investigación sin ánimo de lucro Resources for the Future (RFF) intenta abordar estas cuestiones en su emblemático informe Perspectivas Energéticas Mundiales (GEO), publicado el 1 de julio. El análisis GEO hace lo que otros no han hecho: amalgamar las previsiones de empresas, organismos gubernamentales y organizaciones de expertos como la Agencia de Información Energética, BP, Exxon, la Agencia Internacional de la Energía y otros en una útil comparación “de manzanas con manzanas” de las proyecciones energéticas hasta 2040. Este enfoque de “estudio de estudios” es típico de las ciencias sociales y otras disciplinas académicas.
Las previsiones de las principales empresas y organizaciones, recogidas en el GEO, concluyen que, a pesar del crecimiento demográfico, el consumo mundial de energía primaria en los próximos 25 años se ralentizará considerablemente en relación con décadas pasadas. Entre 1990 y 2015, el consumo mundial de energía aumentó en 190 cuatrillones de BTU (qBtu) hasta alcanzar los 550 qBtu. Las previsiones apuntan a que en los próximos 20 años sólo crecerá entre 30 y 80 qBtu, e incluso podría disminuir en 4 qBtu en los Escenarios Climáticos Ambiciosos (ACS).