Empresas de climatización
Cuando se renueva un edificio antiguo o se construye uno nuevo, se plantea la cuestión de qué sistema de calefacción está actualizado y preparado para el futuro. Además, modernizar el sistema de calefacción y cambiar a otro tipo de calefacción puede merecer la pena aunque el sistema de calefacción actual aún no esté anticuado. Y es que el constante aumento de los precios de la energía es una buena razón para sustituir el sistema de calefacción antes de que finalice su ciclo de vida. Las subvenciones públicas y el correspondiente ahorro de costes energéticos compensan rápidamente el precio de compra de un sistema de calefacción moderno. A continuación le presentamos los distintos tipos de calefacción para su hogar con sus ventajas e inconvenientes.
La calefacción de gas es el clásico entre los sistemas de calefacción y actualmente el tipo de calefacción más utilizado en Alemania. Es cómoda para el consumidor, ya que el gas natural se suministra directamente al hogar a través de la red de gas. Esto ahorra espacio, ya que no es necesario almacenar combustible. Si quiere ahorrar dinero y aprovechar las diferencias de precios estacionales, puede hacer funcionar su sistema de calefacción de gas con gas licuado y almacenarlo en su propio depósito. Dependiendo de la región, el uso de biogás es una alternativa de futuro, sobre todo si se produce localmente. En Alemania, los proveedores de energía suelen suministrar únicamente una mezcla de biogás y gas natural. Otra medida ecológica y energéticamente eficiente es combinar la calefacción de gas con energías renovables, como la energía solar térmica. Esta combinación puede optar a subvenciones estatales. Esto significa que al precio de compra de un sistema de calefacción de gas, que puede oscilar entre 5.000 y 10.000 euros, hay que añadir los costes de la energía solar térmica. Los responsables políticos quieren prohibir la instalación de sistemas convencionales de calefacción de gas en edificios nuevos que no utilicen energías renovables a partir de 2025.
Calefacción de gas
Ver más fotos ¿Está listo para un nuevo sistema de calefacción? Busque un modelo energéticamente eficiente para reducir sus facturas y el impacto medioambiental. Pero, ¿qué sistemas son los mejores -o los peores- en cuanto a eficiencia energética?
En general, una bomba de calor es el sistema de calefacción más eficiente energéticamente y rentable para climas de suaves a moderados, pero si vive en una zona que experimenta condiciones climáticas invernales más extremas, la mejor opción es una caldera o un horno de gas de alta eficiencia. Dependiendo de los precios del combustible en su zona, las calderas de propano o gasóleo también pueden ser adecuadas. Por otro lado, los sistemas de calefacción menos eficientes suelen ser los hornos eléctricos y la calefacción por zócalo, así como las estufas de leña y de pellets. Aunque su instalación inicial puede resultar más barata, su funcionamiento es muy costoso o los resultados son insatisfactorios.
Los sistemas de calefacción domésticos eficientes generan la mayor cantidad de calor con el menor gasto de combustible. Es importante tener en cuenta no sólo los residuos producidos por el propio sistema de calefacción, sino también los producidos por el proceso de obtención de energía en su conjunto. Por ejemplo, los hornos eléctricos no derrochan “combustible” (electricidad), pero son muy ineficaces si la electricidad se genera quemando combustibles fósiles, como el carbón. Un horno eléctrico alimentado con energía renovable es más eficiente que el mismo modelo de horno alimentado con energía no renovable.
Bomba de calor geotérmica
No es por echar leña al fuego, pero los costes de la energía también han subido en los dos últimos años, lo que encarece aún más sus facturas de calefacción. (Y si tiene una casa vieja con corrientes de aire, ya sabe que sus facturas de invierno pueden dispararse de verdad). Lee ¿Por qué es tan caro el gas natural? para saber más.
Las casas antiguas están llenas de agujeros, huecos y grietas por los que se cuela el aire frío. No son huecos fáciles de ver, pero están ahí, y pueden hacer que su casa se congele por dentro.
Por eso las casas antiguas tienen corrientes de aire: la construcción es antigua y ha tenido tiempo de deteriorarse (incluso en la mejor casa antigua). El aire frío puede entrar por el ático, los agujeros de las paredes, los muros exteriores y las ventanas. Y si tiene una chimenea sin tratar, no se sorprenda si pasa frío sentado junto a ella: es un imán para el aire frío.
En las casas más antiguas, a menudo es vieja o de baja calidad, y en algunos casos, puede incluso no existir. Si no está seguro de cómo está su aislamiento, puede pedir a un profesional que lo compruebe.
Horno de caldera
No hace falta que se lo recordemos, pero calentar una casa es caro. Según el Departamento de Energía de EE.UU., los costes de calefacción suponen alrededor del 30% de la factura de la vivienda, más que cualquier otro “sistema” del hogar.
Aunque hay muchas formas de reducir estos costes (como utilizar un termostato programable o simplemente ponerse un jersey en lugar de subir la calefacción), una medida muy práctica que puede tomar es equipar su casa con un sistema de calefacción eficiente. Aunque requiera una inversión inicial, con el tiempo ahorrará dinero, ya que cuanto más eficiente sea un sistema de calefacción, menos energía necesitará para funcionar, y esto puede traducirse en facturas de calefacción más bajas.
La eficacia de una bomba de calor depende directamente de las condiciones climáticas. En climas moderados, las bombas de calor son mucho más eficientes que un horno. En climas muy fríos, el horno es más eficiente (aunque las bombas de calor se están convirtiendo rápidamente en contendientes).
En general, el dato más importante es el índice de eficiencia anual de utilización del combustible (AFUE, por sus siglas en inglés). Esta medida, que es un índice porcentual, le indica qué parte de la energía (normalmente, en forma de electricidad o gas natural) que consume el sistema se destina directamente a calentar su hogar y qué parte se desperdicia. En otras palabras, le permite saber cuánta energía convierte el sistema en calor útil.