Central de Elektrėnai
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En 1978 se inició en Lituania la construcción de dos reactores RBMK (1.380 MWe netos) con una vida útil de 30 años para la central nuclear de Ignalina. Los reactores, de agua ligera y moderados por grafito, tenían un diseño similar a los de Chernóbil. La central nuclear empezó a funcionar en 1983. El primer reactor se desmanteló en 2004 y el segundo en 2009. En un principio, Lituania construyó estos reactores para exportar electricidad a sus vecinos, con un 42% de electricidad exportada en 1989. Esta cifra se redujo a lo largo de la década de 1990 a medida que aumentaba la demanda interna[1].
En 1994, Lituania aceptó 36,8 millones de dólares de la Cuenta de Seguridad Nuclear del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo para mejorar la seguridad del emplazamiento de Ignalina. En virtud de la subvención, ambos reactores debían cerrarse en un plazo de 15 a 20 años. Además, para ingresar en la UE, Lituania debía desmantelar un reactor inmediatamente y el segundo antes de 2009. La UE aceptó pagar los costes de desmantelamiento y algunas indemnizaciones hasta 2013. A ello siguió una fuerte oposición pública, por temor a subidas del precio de la electricidad[1].
Centrales eléctricas de Eslovaquia
Desde el cierre de los dos reactores de Ignalina en 2004 y 2009, Lituania pasó de ser exportadora a importadora de electricidad y aumentó considerablemente su consumo de gas natural y biomasa (véase más abajo). En 2020, alrededor del 70% de las necesidades de electricidad del país se cubrían mediante importaciones.
La integración en el mercado energético de la Unión Europea (UE) es una prioridad estratégica para los tres países bálticos (Lituania, Letonia y Estonia). Así lo formalizó el Plan de Interconexión del Mercado Báltico de la Energía (BEMIP), firmado por ocho Estados de la región báltica y la Comisión Europea. El principal objetivo del BEMIP es crear un mercado unificado de la región del Mar Báltico. La sincronización total con la red continental europea está prevista para 2025.
La central nuclear prevista de Visaginas forma parte integrante del BEMIP. Aparte de unos 60 km de frontera de Lituania con Polonia, los tres Estados bálticos limitan con Rusia y Bielorrusia.
Se han establecido interconexiones con: Polonia – ‘LitPol Link’ (500 MWe, puesta en servicio en 2015); Suecia – ‘NordBalt’ (700 MWe, puesta en servicio en 2016); y Estonia y Finlandia – ‘Estlink 2’ (650 MWe, puesta en servicio en 2014).
Central nuclear de Lituania
En 1978 comenzó en Lituania la construcción de dos reactores RBMK (1.380 MWe netos) con una vida útil de 30 años para la central nuclear de Ignalina. Los reactores, de agua ligera y moderados por grafito, tenían un diseño similar a los de Chernóbil. La central nuclear empezó a funcionar en 1983. El primer reactor se desmanteló en 2004 y el segundo en 2009. En un principio, Lituania construyó estos reactores para exportar electricidad a sus vecinos, con un 42% de electricidad exportada en 1989. Esta cifra se redujo a lo largo de la década de 1990 a medida que aumentaba la demanda interna[1].
En 1994, Lituania aceptó 36,8 millones de dólares de la Cuenta de Seguridad Nuclear del Banco Europeo de Reconstrucción y Desarrollo para mejorar la seguridad del emplazamiento de Ignalina. En virtud de la subvención, ambos reactores debían cerrarse en un plazo de 15 a 20 años. Además, para ingresar en la UE, Lituania debía desmantelar un reactor inmediatamente y el segundo antes de 2009. La UE aceptó pagar los costes de desmantelamiento y algunas indemnizaciones hasta 2013. A ello siguió una fuerte oposición pública, por temor a subidas del precio de la electricidad[1].
Central eléctrica de Varsovia
Lituania tenía una central nuclear con dos unidades en Ignalina. Ambas unidades eran reactores RBMK 1500 de diseño soviético y fueron objeto de minuciosos exámenes de seguridad por parte de expertos internacionales, incluido un proyecto de evaluación financiado por la Cuenta de Seguridad Nuclear (NSA).
Según las conclusiones de la Asociación de Reguladores Nucleares de Europa Occidental, el principal riesgo de accidente estaba asociado a defectos genéricos de diseño de los reactores RBMK y a la ausencia de un confinamiento. Esta deficiencia no podía eliminarse técnicamente ni la central podía alcanzar un nivel de seguridad comparable al de los reactores de Europa occidental.
Las obras de construcción de la instalación provisional de almacenamiento de combustible gastado y de la instalación de gestión de residuos radiactivos sólidos han concluido. Ambas instalaciones están siendo sometidas a pruebas industriales finales en pleno funcionamiento. La instalación de almacenamiento de combustible gastado empezó a funcionar en septiembre de 2016 y la instalación de residuos radiactivos le siguió en 2017. El almacenamiento seguro del combustible gastado procedente del funcionamiento de la central nuclear y la capacidad de manipular y almacenar de forma segura los residuos radiactivos producidos durante los trabajos de desmantelamiento son requisitos previos fundamentales para las actividades de clausura.